Eulate Navarra/Nafarroa

Palacio de Eulate

CONTEXTO HISTÓRICO

La existencia de un palacio o casa solariega destacada en Eulate, está documentada ya en el siglo XIV y vinculada al linaje de los Eulate. En 1329 se indica que su dueño era Sancho de Eulate. En 1340 se encomienda su defensa a Juan Remírez de Baquedano.

Esta primitiva fortificación podría estar situada en los terrenos del actual palacio o en sus proximidades. Algunos autores han planteado la posibilidad de que en época medieval hubiera en Eulate un conjunto fortificado, del que formarían para el citado castillo, la torre conocida como “el Hipólito” y la antigua iglesia de San Martin.

La iglesia se encontraba en los terrenos que quedan al norte del palacio, en el paraje al que dio nombre como “alto de la iglesia vieja”, poco después de su traslado. Bajo la advocación de San Martin de Tours, fue parroquia de la localidad, junto a la de San Juan, hasta principios del siglo XVIII, en que la de San Juan pasó a tener la consideración de ermita. En 1780, la iglesia de San Martín se reconstruyó en su emplazamiento actual. Una decena de estelas discoideas de su procedencia, se encuentran actualmente en el museo de San Telmo (San Sebastian). La más alta y esbelta de todas ellas, luce las armas de los de Eulate.

El Palacio tuvo la consideración de “Cabo de Armería” desde muy antiguo. Sus propietarios, los Álvarez de Eulate, detentaron el título de “Señores de los Palacios de Eulate”. La primitiva construcción, de origen bajomedieval, tuvo más que probable relación con la condición fronteriza del valle, entre los reinos de Navarra al este y Castilla al oeste y los enfrentamientos que en sus proximidades se producían.

Los Álvarez de Eulate o Eulate, usaron alternativamente uno y otro apellido, habitaron el palacio, con bastante estabilidad durante los siglos XVI y buena parte del XVII. Abandonaron el Valle De Améscoa Alta antes de finales del siglo XVII y es probable, que el palacio quedara durante un tiempo deshabitado y descuidado. A citar como curiosidad, que Hipólito Álvarez de Eulate y Díaz de Santa Cruz (1678-1752) pudo ser el último de los Álvarez de Eulate nacido en Eulate.

En la primera mitad del siglo XIX volvió a adquirir relevancia, con motivo de la Primera Guerra Carlista. El general Tomás de Zumalacárregui lo utilizo como hospital militar y como depósito de munición. En abril de 1835, el general cristino, Luis Fernández de Córdova ordenó su incendio como represalia por los usos citados. Tras la acción de Artaza, producida pocos días después, con victoria rotunda de Zumalacárregui, éste firmó, en Eulate, el Pacto de Lord Elliot, para regular el trato de prisioneros, promover su intercambio y evitar los fusilamientos indiscriminados.

DESCRIPCIÓN DEL PALACIO

El Palacio de Eulate es de estilo renacentista, fechado en el siglo XVI. Se asienta al noroeste del núcleo urbano y en lugar preeminente, dominando el núcleo urbano. El edificio se encontraba en ruinas a finales del siglo XX. En su estado influyó de manera decisiva el incendio intencionado que sufrió en el año 1835, ordenado por Córdova, y el posterior expolio al que se ha visto sometido durante los siglos XIX y XX, que le ha supuesto la pérdida de sus elementos más singulares. Estas ruinas, absolutamente tomadas por la vegetación, fueron recuperadas y consolidadas en el año 2010 con el propósito de frenar el proceso de deterioro del conjunto y de recuperar para el municipio la presencia de un edificio tan emblemático desaparecido tras la maleza.

El diseño de este palacio sigue los patrones constructivos de la época. Tenía planta rectangular y se organizaba en torno a un patio de armas central, con dos torreones cilíndricos defendiendo su fachada sur. Por sus características constructivas y por su cronología se debe poner en relación con otros ejemplos de castillo-palacio que todavía permanecen en pie en Navarra: Arazuri, Guenduláin, Artieda, Iguzquiza o Traibuenas, entre otros.

En el paraje elegido para ubicar el palacio se observa la presencia de numerosas rocas desprendidas de la Sierra de Urbasa. La fachada Oriental se apoya en una de esas rocas, de grandes proporciones. También se localizan entre otras tres rocas de menores dimensiones en las fachadas sur, norte y oeste.

La fachada meridional es la mejor conservada. Estaba protegida por dos torreones cilíndricos que, en origen, estaban rematados por una cornisa de poco vuelo que se prolongaría por el perímetro de toda la edificación.

La fábrica es de sillarejo, y en su alzado se puede observar como el paño situado entre las torres contaba con cuatro ventanas en cada uno de los dos pisos, y otras cuatro más pequeñas junto a la cornisa.

El acceso principal al palacio se encontraba en su fachada occidental. Dicha fachada, tras donación a la diputación Foral de Navarra por su propietario, D. Manuel Álvarez de Eulate Orovio, III Marqués de Orovio, se trasladó en 1959 al museo de Navarra. Su fábrica es de sillería, tiene 12,52 m de anchura y 6,5 m de altura y 1,50 m de luz. En la clave se sitúa un pequeño escudo de 0,73 x 0,40 m, en el que aparecen representados dos lobos pasantes, símbolo de los Álvarez de Eulate. Sobre la puerta se colocó un segundo escudo barroco, de mayores proporciones, con 2 m de altura y 1,10 m de anchura. De nuevo vuelven a aparecer el blasón de los Álvarez de Eulate con los lobos pasantes en el centro. Este escudo se encuentra flanqueado por dos ventanas, sostenidas cada una de ellas por tres ménsulas.

Al interior, las estancias se disponían alrededor del patio de armas centra. En la planta baja se situarían las caballerizas, almacenes y otras dependencias de similares características. El piso superior es el que desempeñaría funciones de residencia.